Las marchas indignadas que partieron de diferentes ciudades españolas tras la manifestación del 19 de junio, llegaron a la plaza del Sol en Madrid, el pasado sábado 23 de julio. Algunos llevaban más de 600 km a sus espaldas, pasando por diferentes lugares, con el fin de difundir el Movimiento 15M y reunir propuestas de los ciudadanos para llevarlas a Madrid.
Un grupo de ciudadanos de Toma la Plaza Morvedre se unieron a la marcha Este y a la manifestación organizada el domingo 24 en Madrid. Los indignados de la marcha Este, que previamente habían recorrido Castilla la Mancha, comentaron los retos que allí habían encontrado: tierras áridas, calor, poca sombra y poblaciones pequeñas donde todavía impera el caciquismo.
La entrada a Madrid fue por el sureste, una zona de clase trabajadora y luchadora, y eso se demostró en el recibimiento y la acogida que brindaron a las marchas. Se celebraron asambleas y acciones, en colaboración con las asambleas locales, como por ejemplo el cambio de nombre de calles en Getafe, a ritmo de batucada. Algunas calles del centro fueron bautizadas por los indignados con nombres como avenida de la Democracia, calle de la Clase obrera, plaza 15M, calle del Consenso, calle de los Indignados... De las asambleas, se recogieron frases como las siguientes: “Esto lo estudiaréis en los libros porque esto es historia”, “Andar durante 30 días hace que observes 30 amaneceres que no hubiera disfrutado si me hubiera quedado en casa”, “Esto es un terrorismo de estado que está llevando la pobreza a casa de los ciudadanos” o “Luchar por mi futuro me hace más libre ahora”.
El 23 de julio entraron las marchas a la plaza del Sol. Fue un momento emotivo para muchos, sobre todo para los indignados que llevaban más de un mes caminando hacia la capital. En la plaza, lágrimas y abrazos. Los ciudadanos aplaudían a los indignados que llegaban y a los mensajes que portaban miles de personas unidas por una única causa, una democracia más justa.
La manifestación del 24 de julio demostró, de nuevo, que el Movimiento 15M no se ha dormido. “España es diferente pero no indiferente” era uno de los mensajes. Ciudadanos de edades diferentes formaban una unidad representativa de toda la comunidad: mayores, jóvenes, desempleados, trabajadores, inmigrantes... Algunos de los mensajes que se leían o chillaban eran los siguientes: “Respetad los derechos laborales”, “No es una crisis, es una estafa”, “Stop desahucios”, “Canal 9 manipula”, “15M 1 - Corrupción 0. Camps tú eres sólo el primero”, “Menos privilegios para los políticos”, “Derechos para todos”, “Democracia económica”, “Apaga la tele y toma la calle”, “¡Despierta ya!”, “Hoy hemos hecho historia”, “Violencia es ganar 600€”, “No a la corrupción”, “Hoy es Madrid. Mañana será el mundo”, “Banqueros a la cárcel. Políticos al paro” o “Que paguen la crisis los que la han creado”.
Al paso de las marchas y de la manifestación, personas mayores se asomaban a los balcones y ventanas, con lágrimas en los ojos, diciendo “Gracias” y pretendiendo abrazarnos a todos los que llenaban las calles.
A la manifestación siguieron asambleas y grupos de trabajo organizados el parque del Retiro, donde acudió también Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía. Este afirmó que es necesario crear una nueva economía que incluya valores de justicia social.
Las propuestas que se recogieron por toda la geografía española se llevaron finalmente al Congreso a lo largo de esta semana y tras varias protestas y concentraciones en las inmediaciones desde el pasado domingo.
Con todos estos acontecimientos, la red indignada se ha visto, de nuevo, reforzada. Ciudadanos de otros países como Italia, Colombia, Grecia o Alemania fueron también parte de las protestas y participaron en las asambleas, ya que movimientos similares están sucediendo ya o se están formando en sus países.
Todo esto está enmarcado en negociaciones económicas a escala europea, en la dimisión del presidente de la Comunidad Valenciana por un presunto caso de corrupción y en un debate intenso sobre la financiación y la deuda de las Comunidades Autónomas.
La indignación continúa y va más allá de nuestras fronteras. Es un hecho ya. Los ciudadanos de todo el mundo están despertando y se está convocando una protesta a escala mundial para el próximo 15 de octubre.
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